F. Marco Simón (Zaragoza), Intimidación y terror en la época de las Guerras Celtibericas

La estrategia de disuasión a través del terror (recurso psicológico utilizado tradicionalmente por los romanos a juzgar por el texto de Polibio - X, 15, 4 ss.- sobre la toma de Carthago Nova), se ejemplifica de manera inmejorable en las “guerras de fuego” de Celtiberia y Lusitania que ocupan las décadas centrales del s. II a.C. Frente al uso de una estrategia más diplomática en el Este, o en la propia Hispania en épocas anteriores por parte de Sempronio Graco o de Marcelo (probablemente debido a las exigencias requeridas a los ejérci¬tos romanos en otros frentes mediterráneos), la única alternativa aceptada por el estado romano para la finalización de estos conflictos fue la subyugación violenta, que se tradujo a través de la práctica de la amputación de las mano (como en los casos característicos de Serviliano y de Escipión Emiliano), la esclavización del vencido y las matanzas indiscriminadas, amén de los saqueos y el arrasamiento de ciudades, incluyendo el caso de Numancia, sobre el que contamos con opiniones parcialmente discrepantes (Floro I, 34, 11; Orosio V, 7-18; Apiano Hisp. 98). Dos casos paradigmaticos de perfidia en la aplicación de estas soluciones extremas fueron los de Licinio Lúculo y de Sulpicio Galba. Apiano retrata a Lúculo como hombre ávido de gloria y de enriquecimiento, que no dudó en arrasar a los celtíberos de Cauca y degollar a sus habitantes a pesar de la deditio de éstos (Appian. Hisp. 52). De igual forma, Galba llevó a cabo una terrible matanza de los lusitanos, que habían entregado las armas en el contexto de una deditio ante la oferta de paz con donación de tierras, y logró eludir su condena gracias a su riqueza (Apiano. Hisp. 60).
Esa política de intimidación y de terror, manifiesta a través de episodios como los mencionados, se articula además con los elementos característicos del ethos romano y de una antropología dualista que contrapone la humanitas civilizada de los romanos y la feritas con que los autores grecolatinos caracterizan a los celtas en general y, en concreto a los de Hispania: sólo a través de una estrategia disuasoria violenta podía conjurarse la ferocidad bárbara y asegurarse su sumisión.